España y Europa votan ante la amenaza de la ultraderecha
Este potencial acercamiento ha generado un intenso debate sobre los valores fundamentales de la Unión Europea y la dirección que tomará en los próximos años. La candidata principal del PPE, Ursula von der Leyen, ha recalibrado su posición tras coquetear con la posibilidad de una alianza con la ultraderecha, señalando que su prioridad es formar una gran coalición moderada con partidos más europeístas como Los Verdes.
Sin embargo, la posibilidad de que el PPE forme alianzas con partidos ultraderechistas como el Fratelli Italia de Giorgia Meloni, que plantean un cambio profundo del modelo del proyecto común europeo, sigue siendo una realidad que no puede ser ignorada. Estos partidos, conocidos por su postura nacionalista y su rechazo a políticas comunes de asilo y migración, podrían influir significativamente en la legislación europea si se les da entrada en el juego de tronos de Bruselas.
El PSOE, por su parte, ha instado a los votantes a llenar las urnas de “futuro, alegría y honestidad”, en un claro intento de contrarrestar la influencia de la ultraderecha y de un posible pacto entre esta y el PPE. La decisión del PPE de mantener o no un cordón sanitario en torno a las fuerzas ultras será determinante para el futuro de la Unión Europea y sus principios fundacionales.
Los resultados de las elecciones europeas que se conocerán en la noche de este domingo no sólo redefinirán el reparto de escaños entre las principales fuerzas políticas en la Unión Europea, con una previsible victoria de la derecha y un repunte de los populismos y extremismos, sino que marcarán también el inicio de negociaciones entre las capitales para decidir el reparto de los altos cargos de las principales instituciones comunitarias, esto es, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo.
La nueva Eurocámara que emane de las urnas no se constituirá formalmente hasta el martes 16 de julio, cuando arranque la primera sesión plenaria de la nueva legislatura en Estrasburgo (Francia) y en ella se someta a votación el nombre de quién asumirá la presidencia de la institución –al menos la primera mitad de los cinco años de legislatura– y se elijan las 14 vicepresidencias.
En todo caso, a partir del lunes después del 9-J empezarán también las negociaciones para la formación de los grupos políticos europeos que integrarán el hemiciclo, qué partidos y eurodiputados los compondrán y cuáles serán las comisiones parlamentarias.
Se espera que de estos comicios surja una Eurocámara más fragmentada por los extremismos y queda por ver si las fuerzas de extrema derecha logran unirse en un solo bloque o quedan divididos en dos o más grupos como ocurrió en la pasada legislatura, cuando se crearon siete grupos: Partido Popular Europeo (PPE), Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), Renew –que incluye a Ciudadanos y PNV–, Verdes/Alianza Libre Europea, Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) –donde se encuentra Vox–, Identidad y Democracia (ID) y la Izquierda –que enmarca a Podemos e Izquierda Unida–.
Aquellos eurodiputados que se quedan sin grupo pasan a formar parte de los ‘no inscritos’, que cuentan con 62 miembros, siete más desde la reciente expulsión de la formación Alternativa para Alemania (AfD) de Identidad y Democracia después de que su cabeza de lista para las europeas, Maximilian Krah, opinara que no se puede considerar “automáticamente” que todos en las SS de la Alemania nazi eran criminales.
El Parlamento Europeo es una asamblea compuesta por diputados de todos los países pertenecientes a la Unión Europea, cuyo reparto de escaños se asigna en función de la población de cada Estado miembro. El número total representantes en la Eurocámara no puede exceder los 750 más el presidente de la institución. Actualmente, se cuentan con 705, que crecerá hasta los 720 en estos comicios. Para delimitar el número de parlamentarios que envía cada estado se recurre al ‘principio de proporcionalidad decreciente’: el eurodiputado de un país grande representa a más personas que uno de un territorio más pequeño. De tal modo, el número mínimo de políticos seleccionados por país se establece en 6, mientras que el máximo asciende a los 96.
Alemania es el estado con más parlamentarios en la Eurocámara y el que, a su vez, representa esa horquilla máxima de 96. Completan el podio Francia (81) e Italia, con 76 escaños. España es el cuarto estado que más políticos sienta en el Parlamento, con 64. A ellos le siguen Polonia (53), Rumanía (33), Países Bajos (31) y Bélgica, con 22. Por detrás, se sitúan República Checa, Suecia, Portugal, Grecia y Hungría. Todos ellos con 21. A Austria se le asigna uno menos (20), mientras que Bulgaria ocupará hasta 17 sillones. Dos más que los 15 que ostentan Dinamarca, Finlandia y Eslovaquia. Irlanda, por su parte, se queda con 14, seguido de los 12 de Croacia y los 11 de Lituania. Por detrás, bajando de la decena de escaños, se sitúan Eslovenia y Letonia (ambos con 9), Estonia (7) y cierran Chipre, Luxemburgo y Malta, con 6. Es decir, el mínimo de representantes.
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