Palestina, un Estado sin elecciones en 20 años donde la ocupación y el enfrentamiento político marcan el día a día
Con todo, el pasado mes de abril se intentó (una vez más) un acercamiento entre ambas facciones, conscientes de la necesidad de volver a unificar la causa. Representantes de Fatah y Hamás pidieron poner fin a la división, según recogió la agencia de noticias palestina Wafa. El portavoz de la Cancillería china Lin Jian señaló entonces que “ambas partes expresaron plenamente su voluntad política de lograr la reconciliación mediante el diálogo y las consultas y exploraron una serie de cuestiones específicas”. Esta reunión se produjo tras la realizada en marzo en Moscú, que a su vez venía precedida por muchas otras a lo largo de los últimos años.
En muchos de estos acercamiento se han firmado incluso acuerdos de reconciliación que luego no se han cumplido, por lo que los analistas reciben con cautela este tipo de acercamientos. “No hay incentivos para una reconciliación con Fatah en el momento en el que Hamas está en una posición de superioridad tanto por apoyo popular como por supervivencia militar”, dice De Argüelles.
El papel de la comunidad internacional
“El problema es que todo este liderazgo, carisma y eficacia que plasma Hamás sobre la población está puesta al servicio de la destrucción. Este es dilema que lleva enfrentando tanto Palestina como la comunidad internacional desde hace casi 20 años”, manifiesta el profesor de Comillas ICADE. “La comunidad internacional también tiene el miedo a que gane Hamás y por eso no ha habido una gran presión para que vuelva a haber elecciones, lo cual es bastante sorprendente, porque incluso en el caso de Ucrania, en plena guerra, ha habido una presión tremenda para que no se pospongan las elecciones”, añade.
Con todo, la situación en Gaza también ha removido el tablero político palestino. Por un lado, se ha demostrado la falta de liderazgo de la ANP en Gaza, que no participa de las negociaciones de alto el fuego. Y por otro, ha planteado el dilema de qué ocurrirá con ese territorio cuando acabe la guerra allí. Israel quiere “destruir” a Hamás, pero no sabe lo que puede ocurrir después. Varios actores internacionales han planteado que sea la propia ANP la que recupere el poder en ese territorio, pero esto podría generar problemas internos para el Ejecutivo de Abás. “Podría ser un regalo envenenado”, asegura Gil Guerrero. “Hay una oportunidad histórica de que Palestina vuelva a estar unida bajo un mismo Gobierno, pero es difícil porque si ya están desacreditados de cara a la población Palestina, recuperar el control de Gaza después de una operación militar de Israel les haría quedar como unos colaboracionistas“, asegura.
La muerte de Arafat en 2005 ha dejado un vacío de liderazgo en la causa palestina que ha sabido aprovechar Hamás. La falta de avances en la resolución del conflicto, el aumento de los asentamientos, la radicalización de las sociedades israelíes y palestinas y la ofensiva israelí en Gaza que ha dejado ya más de 35.000 muertos dejan un horizonte de inmovilismo político palestino. Y la comunidad internacional ya ha decidido: prefiere apoyar a la ANP en estas circunstancias antes que aceptar las consecuencias de que la causa palestina pase a manos de Hamás.