Bolsonaro se defiende de las acusaciones de golpismo ante miles de sus seguidores
Malafaia advirtió que, si los magistrados del tribunal mandan encarcelar a Bolsonaro, “no será para su destrucción (del expresidente), sino para la de ellos”.
Los seguidores empezaron a concentrarse en la Avenida Paulista horas antes del inicio del acto para encontrar lugar en las primeras filas frente al camión, cuyos altavoces emitían música tecno a todo volumen para animar el ambiente.
Enrollados en banderas de Brasil, la mayoría hizo caso al pedido de Bolsonaro de no llevar carteles con las habituales soflamas contra la Suprema Corte o el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Sin embargo, durante la protesta hubo gritos de “ladrón” contra Lula y varios manifestantes cuestionaron la “imparcialidad” del Supremo.
Vítor Allen, de 39 años, viajó desde el estado de Tocantins, a unas dos horas y media de avión. Compró los boletos, que no le salieron baratos, en cuanto Bolsonaro anunció la manifestación hace un par de semanas.
“Nos gustaría que hubiese habido un golpe de Estado, pero desafortunadamente no hubo”, afirmaba Allen sin titubeo alguno, al tiempo que reclamaba la “falta de debido proceso” en las investigaciones contra Bolsonaro.
Más moderados, Lisiane y Heitor Lopes, empresarios agrícolas de 65 y 66 años, respectivamente, se declaraban “de derechas, pero demócratas” y decían que “todo se puede investigar” si se cumplen ciertos parámetros.
“Si Bolsonaro es preso por orden del Supremo, puede haber tumultos”, aseguraban, en referencia a un escenario temido y considerado probable por muchos de los manifestantes.
Mientras, el Partido de los Trabajadores, la formación de Lula, acusó a Bolsonaro de organizar un acto “ilegítimo” que atenta contra la democracia